La pizarra de Pizzi
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*Por Sebastián Giménez. Escritor. Autor del libro “Veinte Relatos Cuervos“.
Se acerca el 24 de julio, el momento del partido por octavos de final vs Cerro Porteño. Nadie podrá reprocharle a Juan Antonio Pizzi el hecho de no haberle dado continuidad al equipo que tiene en mente. Machacón, insistente viene probando ese 11 inicial desde hace por lo menos un mes. Casi que emulando a esas viejas docentes tradicionalistas que veneraban aquel postulado de que la letra, con sangre, entra. Y ojalá entre, se interiorice el juego propuesto, en este caso, y se vaya modelando una identidad.
Al arco, Torrico. No puede haber objeciones con el arquero más importante de la historia de San Lorenzo, el que se ganó sobradamente el derecho a una oportunidad facilitada por la ida de Monetti y una lista de buena fe en la Copa que permite solo cinco modificaciones. Mejor intentar sumar variantes en los jugadores de campo, pensó Pizzi con lucidez.
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Línea de fondo, la dupla central aparece como indiscutida, con Coloccini y Senesi. Experiencia y juventud se combinan. Una experiencia con varios años en el lomo y una juventud con varios minutos en cancha. Transitando errores y aciertos como cualquier mortal, la zaga central sobrevivió a Biaggio, Almirón y Pizzi sigue apostando por ellos. De lateral derecho, Salazar abre el surco para ir y volver. Le falta orden, tal vez un grito a tiempo para que la reviente o que no se mande al ataque ganando el partido y faltando un minuto, pero la entrega está asegurada. Del otro lado, Bruno Pittón es una incógnita. Jugó bien en Unión, se escucha por ahí y no mucho más. En el variado menú de ofertas futbolísticas que muestra la tele, pocos se habrán detenido alguna vez a mirar al 3 de Unión, aún cuando conservemos cariño por Leonardo Madelón. El 3, una incógnita. Mejor bueno por conocer, que los malos que conocimos.
Pasada la defensa, nos adentramos en el sector álgido de la cancha. El lugar que fue un pantano sin solución en todo el ciclo de Almirón, el territorio de los pases circulares, anunciados, desprovistos de toda sorpresa, huérfanos de fútbol. Doble cinco, Poblete y Menossi. El conocido, alternó buenas y malas en el pasado reciente. Menossi viene de ser campeón con Tigre e irse a la B también, pero aparece como un 5 que puede hilvanar, unir al equipo, ser agresivo también a la hora de atacar. Ya nos avisó Pipo Gorosito que no le dejen la mitad de cancha a él solo a la hora de la recuperación y el despliegue.
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El mediocampista pensante, el del pase entre líneas, el que debe ser rápido con la cabeza aunque sea lento en dinámica, es Belluschi. Voy a hacer un paréntesis que recurre a lo anecdótico para poner un poco de color. Recuerdo en la Copa Libertadores del 92, una charla técnica que se grabó del querido Nano Areán. Ese recinto sagrado y secreto de los técnicos se dejó filmar aquella vez. La pizarra estaba ahí, con los once botones que movía el Nano. Recuerdo en particular, su voz de timbre grueso y su orden al Bocha Ponce: -Bocha, vos arriesgá. Te cubre Fabián (Carrizo).
En el equipo de Pizzi, sería: Fernando arriesgá, te cubre Jerónimo (Poblete). O te cubre Lucas (Menossi). Pero hay que arriesgar, carajo. Y que sirva este nuevo ciclo para desterrar esos pases circulares. Ganar, empatar y perder yendo al frente, pateando al arco por lo menos. Por las puntas, le imprimirían velocidad, dinámica, aceleración Cerutti y Fértoli. Lo que antes, en el Torneo Inicial 2013, hicieron Tito Villalba y Verón. Ojalá que con la misma suerte. Como alternativa a los mencionados, se asoma pidiendo pista el Perrito Barrios.
Por el medio, el centrodelantero comenzaría siendo Adam Bareiro, con no tantos antecedentes que lo respalden. Pero se apuesta más al andamiaje de equipo que a un 9 goleador. El buen andar de un equipo con fútbol, con volantes dinámicos y con llegada haría que el gol pudiera aparecer como un devenir lógico y no como el fruto de un centrodelantero con peso propio. Como variantes, y asomando Alexander Díaz y Adolfo Gaich.
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Ahí están las fichas en la pizarra, la teoría. Ahora, por supuesto el 24 de julio empezará a rodar la pelota y la verdad en el verde césped. Ahí donde la planificación muchas veces encuentra sus límites e imponderables. Ese terreno donde la pelota y lo muchas veces impensado gobierna. A veces, se llega al resultado por detalles. En otras, como consecuencia lógica de un buen plantel y planificación. En otras oportunidades, no se llega al resultado.
Pero me parece que lo importante, de cara a lo anterior, es intentar buscar el triunfo con el traje de protagonistas. Como diría cualquier hincha en la tribuna, tírenla para adelante por lo menos, carajo. Animarse a arriesgar, pensar en el arco de enfrente simplemente porque se viste la camiseta de un grande. De San Lorenzo.
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