Dos caras del mismo equipo

Por Sebastián Giménez. Escritor. Autor de los libros VEINTE RELATOS CUERVOS y CUARENTENA DE RELATOS CUERVOS.

Cara o ceca, la moneda lanzada al aire. Dos a dos o tres a uno abajo. Empate esperanzador o derrota casi definitiva. Eso fueron los últimos diez minutos de un partido en que pudo haber caído de un lado o del otro de la moneda. Y en el que San Lorenzo tuvo dos caras otra vez, primer tiempo y segundo tiempo.

Primer tiempo que se inició con premoniciones de catástrofe. En ocho minutos, el Santos había generado dos jugadas sospechosas de penal y un gol. ¿Dónde está Herrera?, me preguntó mi hijo Santiago cuando la dominó Lucas Braga Ribeiro atacando por la derecha de nuestra defensa y clavando el derechazo cruzado que se clavó en el segundo palo de Devecchi. ¿Dónde estaba el lateral derecho que no cubrió su posición? Puede pasar siempre alguna distracción en el fútbol, pero el tema en realidad era más profundo y trascendía lo individual. ¿Dónde estaba San Lorenzo, en ese primer tiempo en que salió todo mal? Hasta se lesionó el pibe Palacios luego de trabar en una jugada. No había contención, mitad de cancha ausente donde los visitantes se hicieron un picnic y nos llegaron con bastante peligro sobre todo al principio. San Lorenzo no presionaba, no tenía la pelota, transitaba de forma taciturna, su semblante completamente vencido. ¿Dónde estaba entonces San Lorenzo? La única que tuvimos en cuarenta y cinco minutos la perdió Bruno Pittón conectando de derecha y perdiéndose la pelota afuera desde cerca del arco. Todo al revés, lo zurdos le pegaban de derecha, el medio campo no la agarraba ni con la mano y a los delanteros no les llegaba una bocha. Penal sobre la hora de la etapa inicial, infracción de Devecchi sobre un delantero del Santos con ángulo muy cerrado como para definir. A San Lorenzo le faltó juego y concepto en ese primer tiempo. Una cara de la moneda, tristísima. Dos a cero abajo.

Leé también (VIDEO) Libertadores: San Lorenzo perdió de local con Santos y se complicó

El segundo tiempo fue otra cosa. Perdido por perdido, el equipo pareció tirar a la mierda la planificación de Dabove, que puso el once que mayormente quiere la cuervada en las pizarras de Twitter, donde todos sabemos de fútbol y los hinchas destronamos a los directores técnicos. No sé si jugó bien San Lorenzo pero por lo menos se rebeló. Puso lo que había que poner. Ingresó bien Elías reemplazando a un Torito Rodríguez de rendimiento pobre. Nadie esperaba que jugara bien y sin embargo lo hizo. Lo más importante es que Oscar Romero tomó la batuta y el equipo lo empezó a buscar. El hombre empezó a asistir a los compañeros, a cambiar de frente para despejar el juego, a intentar hilvanar algo en medio de la adversidad. Y se arrimó San Lorenzo. Desborde de Uvita Fernández y Ángel Romero dominó y le pegó bien. Dio en el arquero, en el palo y entró. Todo costaba, hasta el gol del descuento, pero el equipo iba. Soliviantado fue para adelante y cerca estuvo la Uvita de empatarlo. En el tendal de rebotes, pareció un peloteo de cancha de fútbol cinco. Le quedó a Oscar Romero en el borde del área grande, que levantó el remate. Devecchi salvó el tercero sacando un cabezazo. Era dos a dos o uno a tres. El último ataque del equipo fue cortado y la réplica veloz terminó coronando el tercer gol de los visitantes. El arquero arrojándose para desviar el tiro cruzado pero el rebote le quedó servido a Ángelo Gabriel. Tres a uno. Pudo haber sido también empate, en ese deambular enloquecedor entre dos facetas. Dos caras de la misma moneda, del mismo equipo, capaz del desconcierto atroz y de la dignidad de caer de pie, todo en el mismo juego. Primer tiempo, segundo tiempo. La revancha es en Brasil, habrá que ver cuál de las dos caras decide mostrar el equipo en siete días.

Leé también Derrota en la ida

Si querés seguir informado/a con toda la actualidad de San Lorenzo seguinos en nuestras redes sociales (Twitter, Facebook, Instagram Youtube) o suscribite de forma gratuita de nuestro Canal de Telegram.